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LAS ESTATUAS LONDINENSES DE BEAU BRUMMEL Y FLORENCE NIGHTINGALE

Nadie negará que Londres es la ciudad de las estatuas, dedicadas a personajes famosos. Siempre que he ido, no me he podido resistir a pararme frente a algunas de ellas para observarlas detenidamente, leer las inscripciones y, en consecuencia, buscar información sobre aquellos datos que me han llamado más la atención.

El resultado es que dos de ellas han despuntado sobre el resto. Y ahí el porqué de este post, donde os detallamos cuáles son nuestras dos estatuas preferidas de Londres que, cada vez que vamos, solemos ir a ver «si todavía están allí»…

Beau Brummell, el primer dandy inglés

Paseando por una de las calles más elegantes de Londres, donde están ubicadas algunas de las tiendas de ropa masculina más lujosas de la ciudad, te vas a encontrar con la estatua de un caballero que no dejará de llamarte la atención.

La calle es Jermyn Street, y la escultura -realizada en 2002- está ubicada frente a una de las galerías comerciales más exclusivas de la ciudad, la Piccadilly Arcade.

Jermyn Street va prácticamente paralela a Piccadilly Street, la arteria principal del West End, y una de las zonas más exclusivas de la ciudad. Ya en el siglo XVIII se convirtió en una de las zonas favoritas de compras de los cortesanos, y todavía conserva abiertas algunas tiendas con muchos años de historia, como la sombrerería Lock and Co Hatters.  [Originalmente, Picadilly se llamaba Portugal Street (nombre que se le otorgó en 1663 a raíz del matrimonio de Charles II con Catalina de Braganza), pero se acabó cambiando por uno derivado del vocablo “pickadils”, que se refiere a un tipo cuello bordado y con puntas que usaban los caballeros de alcurnia, en el siglo XVII.]

La estatua es obra de la artista checa Irena Sedlecká, y si te preguntas quién es ese caballero tan elegante, tienes que saber que se trata del considerado primer dandy inglés. Concretamente Beau Brummell.

La estatua de Beau Brummell está situada en una de las zonas más elegantes de Londres

Apunte biográfico

George Bryan «Beau» Brummell fue una de las figuras más icónicas de la Regencia inglesa, a quien se le atribuye ser ideólogo de la etiqueta masculina moderna. De ahí que su escultura presida una de las zonas de Londres que destaca por tener las tiendas de ropa masculina más exclusivas. El apodo de «Beau» -que significa «bueno» en francés-, se lo pusieron su legión de seguidores.

Nació en Londres en 1778 y, a pesar de pertenecer a una familia de clase media, su padre hizo todo lo posible porque su hijo se acabase convirtiendo en un caballero.

Estudió en Eton College donde empezó a codearse con hijos de las clases altas y aristocráticas de su época, y fue allí donde ya dio muestras de su interés por el cuidado de la imagen y la moda. Dicen que fue el que promovió la modernización de la corbata del uniforme del colegio, añadiéndole una hebilla de oro al diseño.

También pasó por la Universidad de Oxford, pero abandonó solo un año después.

Su ascenso social fue imparable, codeándose con toda la aristocracia inglesa, y llegando a convertirse en amigo personal del propio Príncipe Regente, futuro rey George IV.

No obstante, su propia arrogancia provocó su caída en desgracia, y tener que huir de sus acreedores yéndose a Francia, para no regresar nunca más a Inglaterra.

Acabó muriendo en un manicomio en 1840 -aquejado por sus propios delirios-, y lo enterraron en el cementerio protestante de Caen, donde se puede visitar su tumba.

A print from Reminiscenses and Recollections of Captain Gronow: anecdotes of camp, court, club and society from 1810 to 1860. El dibujo muestra la secuencia de una baile celebrado en Almack’s, en 1815, donde aparece una pareja a la izquierda, formada por Beau Brummell conversando con la duquesa de Rutland. La copia actual que se conserva pertenece a los fondos del Museo Britanico. Texto y foto: Wikipedia Coomons

La moda masculina durante la Regencia

Si una de las frases más famosas de Coco Chanel fue: “Viste vulgar y solo verán el vestido, viste elegante y verán la mujer”, Beau Brummell decía que “un hombre viste elegantemente si no da la impresión de haberle prestado demasiado interés al atuendo, pero dejando siempre una buena impresión en los demás”. De ahí que siempre mostrase un aspecto impecable, aunque para conseguirlo llegase a dedicar hasta cinco horas al día para arreglarse.

El Reino Unido es uno de los países pioneros en los cambios históricos de la moda masculina

Sumamente cuidadoso con los detalles, muchos de los aristócratas que formaban parte de su círculo de amistades acudían a su domicilio para poder ver cómo se colocaba la corbata y poder copiarle. Tenía diferentes empleados para cuidarle el cabello, y otros tantos para cuidarse de sus guantes, una actividad que hoy en día nos puede llegar a llamar la atención.

A pesar de sus extravagancias –como limpiar las botas con champán-, y considerarse superior a los demás, se le otorga el mérito de ser promotor de un nuevo estilo de vestir y comportarse en la alta sociedad británica de principios del siglo XIX, que dejó atrás las costumbres georgianas y dio paso a las de la Regencia, que acabaría con la llegada de la reina Victoria al trono del país. Un estilo de vida pomposo, tanto en la moda como en las relaciones sociales, muy bien descritas por Jane Austen en sus libros.

Tiene reconocido el título de “árbitro de la moda masculina”, donde se convirtió en todo un referente para los caballeros que optaron por dejar atrás las modas georgianas exageradamente ornamentadas, y sustituirlas por piezas más sencillas, cómodas y adaptables a cada situación.

Introdujo las chaquetas oscuras, los pantalones largos y la corbata, dejando atrás los calzones con medias, y poniendo las bases de una futura aparición del chaqué.

La corriente del dandismo está directamente relacionada con Beau Brummell. De ahí que se le reconozca como el primer dandy moderno.

Selección de prendas masculinas «tradicionalmente actuales»

Florence Nightingale, la primera enfermera «moderna»

Nuestra segunda estatua está en Westminster, concretamente en Waterloo Place, frente al Pall Mall. Una plaza de Londres que está considerada un completo museo al aire libre, donde se recuerda a una buena lista de celebridades históricas del Imperio Británico. Y entre los monumentos conmemorativos que más nos gustan del lugar: es el Memorial de la Guerra de Crimea, que tuvo lugar a mediados del siglo XIX. El monumento es obra de John Bell, que construyó con el metal obtenido de los cañones rusos que se capturaron.

Frente a este monumento, concretamente a la izquierda (del espectador) está la estatua a quien dedicamos la segunda parte del post: la de Florence Nightingale, una dama de la alta sociedad británica –“de ideas y formación demasiado elevada para la época”- a quien los horrores que se explicaban en las crónicas que llegaban a Londres sobre esa guerra, le llevaron a liderar el primer cuerpo de enfermeras que se desplazaba a un campo de batalla.

Estatua de Florence Nightingale frente al memorial de la Guerra de Crimea

Su trabajo para mejorar las condiciones sanitarias de los hospitales de campaña y la espectacular reducción en la mortalidad de los heridos, serían el inicio de su popularidad. Una popularidad que acabaría convirtiéndose en leyenda, aunque nunca dejó de ser una mujer que siempre supo pisar de pies a tierra con sus ideas innovadoras en la mejora y profesionalización de la actividad sanitaria, en el campo de la enfermería.

Mientras que Beau Brummell se convertiría en el ideólogo de la etiqueta masculina moderna, Florence Nightingale sería la ideóloga de la profesión de enfermera, tal y como la conocemos hoy en día.

Apunte biográfico

Florence Nightingale nació en Florencia durante el Grand Tour que sus padres realizaron a principios del siglo XIX, una actividad muy habitual entre las clases altas desde el siglo XVII, en la que Italia era uno de los principales destinos del viaje. El nombre de Florence se lo pusieron en honor a esa ciudad. Un año después la familia regresó a Inglaterra.

Recuerdo de las dos hermanas Nightingale en el museo londinens

Dado que procedía, tanto por parte de padre como de madre, de dos familias de pensamientos muy liberales y avanzados a la época, recibió una educación muy rica en amplias materias, y dedicó buena parte de su juventud a viajar por Europa.

A diferencia de las mujeres de su época, dejó de lado la voluntad de casarse y formar una familia, y apostó por sumergirse de lleno en el mundo de la ciencia y de la enfermería, ya que sintió la necesidad de ayudar a los demás como un encargo vital.

Como hemos comentado, la Guerra de Crimea y la muerte de los combatientes por las malas condiciones sanitarias fueron la razón que la llevaron a liderar un contingente de enfermeras que se desplazaron hacia allí, (después de lugar para conseguir la autorización del Ministerio de la Guerra) donde comenzaría su verdadera historia como pionera de la enfermería moderna y como leyenda.

A Florence Nightingale se le conoce popularmente como «la dama de la lámpara» («the lady with the lamp»), apelativo que le atribuyó en 1857 el poeta estadounidense Henry Wadsworth Longfellow, en el poema «Santa Filomena» que escribió en su honor: Santa Filomena

En una de las vitrinas del museo hay expuesto un farolillo de origen turno, conocido como “fanoos”, que es como los que se usaron durante la Guerra de Crimea en Scutari, ejemplo del que usaba Florence Nightingale durante sus rondas nocturnas por las salas del hospital. Su imagen mitificada de “dama de la lámpara” (a modo de ángel de la guarda de los convalecientes), hizo que la veamos, en algunas pinturas, sosteniendo erróneamente una lámpara de aceite griega o una lámpara de genio, algo que ayuda a incrementar la imagen idealizada de su leyenda.

Para saber más: Florence Nightingale: la dama de la lámpara que salvó vidas con las matemáticas

Cuando Nightingale regresó de Crimea, la fama del trabajo que había realizado en el frente de guerra ya se había extendido por todo el país. En gratitud al trabajo que realizó reformando los hospitales militares de Crimea, los británicos iniciaron una donación de fondos muy destacada que Florence usó para fundar la primera escuela profesional (laica) de enfermería en el St. Thomas’ Hospital de Londres.

King’s College y el Florence Nightingale Museum

La escuela que fundó Florence fue el ancestro directo de lo que hoy en día se conoce como the King’s current Florence Nightingale School of Nursing and Midwifery, una de las facultades de King’s College, y que tiene el privilegio de ser la primera escuela de enfermería del mundo que está continuamente conectada a un hospital (St. Thomas’ Hospital) y a una escuela de medicina, en pleno funcionamiento.

Si paseas por el Campus que el King’s College tiene en Strand verás que la imagen de Nightingale aparece en las vidrieras de algunos de sus edificios, donde figuran alumnos y profesores destacados de la institución.

Imagen de Florence Nightingale entre los personajes destacados que tuvieron relación con el King’s College

Y si te acercas al Campus que la King’s tiene en St. Thomas, junto a la orilla del Támesis opuesta al Big Ben y al Parlamento, podrás visitar el museo que lleva su nombre y que no es de los que se suelen recomendar en las guías turísticas, por lo que te sorprenderá.

Acceso al museo dedicado a la vida y obra de Florence Nightingale en el campus St. Thomas del King’s College

Allí podrás conocer un poco más la vida y obra de Florence Nightingale, así como la evolución y la profesionalización de la labor de las enfermeras a partir del modelo conceptual de ideó esta gran mujer.

Dos curiosidades | 1/ Dicen que la revolución sanitaria de Florence Nightingale inspiró Henri Dunant -Fundador de la Cruz Roja- para redactar los derechos humanitarios que se adoptaron en las diferentes convenciones de Ginebra. 2/ Florence Nightingale fue la primera mujer que recibió la Orden de Mérito del Reino Unido (The Order of Merit), en reconocimiento de los servicios extraordinarios prestados.

Para saber más: Florence Nightingale Museum

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