Inicio BARCELONA Historias y leyendas EL CARRER DE PEROT LO LLADRE, “LO MÉS FAMÓS PILLART DEL CRISTIANISME»

EL CARRER DE PEROT LO LLADRE, “LO MÉS FAMÓS PILLART DEL CRISTIANISME»

Permitidme que os lea un breve párrafo del capítulo LXI de la segunda parte de Don Quijote de la Mancha:

“Tres días y tres noches estuvo don Quijote con Roque, y si estuviera trescientos años, no le faltaría qué mirar y admirar en el modo de su vida: aquí amanecían, acullá comían; unas veces huían, sin saber de quién, y otras esperaban, sin saber a quién; dormían en pie, interrompiendo el sueño, mudándose de un lugar a otro…” , Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote de la Mancha, Edición del IV Centenario.

De esta manera quiero introduciros en la historia con la que os he prometido finalizar esta primera fase de nuestra visita de hoy. Y os preguntareis ¿por qué? Sencillamente, porque Perot lo lladre se lo merece.

Barcelona a lo largo de su historia ha tenido infinidad de ilustres habitantes, y aunque no podamos calificar a Pere Rocaguinarda de ilustre, no deja de ser uno de esos personajes históricos que han creado fama en nuestra ciudad, de ahí que el apodo popular por el cual se le conocía le de nombre a una calle de la ciudad.

Calle dedicada a Perot lo lladre

Hacia finales del siglo XVI, en una masía situada en el actual barrio de Sant Martí de Provençals –entre los barrios de Horta y Gràcia- que en esa época se encontraba fuera murallas, nació la leyenda de uno de los bandoleros más famosos de nuestra ciudad… Y, famoso, no precisamente por sus actividades fuera de la ley, sino por haber tenido el honor de que el propio Miguel de Cervantes le otorgara un papel destacado en su obra más importante.

Otro motivo de su fama en Barcelona le viene dada porque una de las leyendas de fantasmas que se cuentan por la ciudad también lo eligió como protagonista. Según se dice, fue el único valiente que se ofreció a ayudar al espectro de un sacerdote de la iglesia del Pi -que había muerto con el deber pendiente de celebrar una misa mayor- a llevarla a cabo, y así poder cumplir con su último deber terrenal antes de irse definitivamente hacia el Cielo. Como consecuencia de su buena acción, obtuvo el perdón divino, pudo regresar al «buen camino» y acabó su existencia enrolado en los tercios castellanos que fueron a la conquista de Sicilia; un final muy diferente al que le aguardaría a Joan de Serrallonga.

Los bandoleros eran miembros de «bandas» (nombre que recibían por la cinta que lucían a modo de identificación sobre el torso), de carácter político-civil-militar que nacieron para defender a la pequeña nobleza a finales del siglo XVI, como consecuencia de las guerras de los remensas. Existían dos bandas: Los Nyerros y los Cadells | Enlace a un interesante artículo que trata dicho tema.

Nota sobre el concepto de «bandoleros»

Para saber más:

Bandoleros catalanes: Perot Rocaguinarda

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