Se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que los guantes son una prenda cuyo principal objetivo es cubrir o proteger las manos. No obstante, si hacemos un repaso a lo largo de la historia encontraremos que, más allá de la simple protección, es un complemento del vestir que se ha integrado perfectamente en las diferentes tendencias, adaptándose a modas, costumbres y etiqueta social.
La reina Elizabeth II fue, a lo largo de toda su vida, una embajadora VIP de esa prenda de vestir, que supo usar y adaptar a la evolución de su estilo. Un complemento habitual e imprescindible en sus atuendos en cualquier época del año, en cualquier lugar del mundo y en cualquier momento del día.
De hecho, os invito a sumergiros en la biografía de Cornelia James, su diseñadora de cabecera, que os dará pistas sobre el cómo de todos estos guantes que siempre supo lucir perfectamente… Desde el primer encargo para llevar a su luna de miel.
Entre las piezas que forman parte de la regalía de la coronación de los reyes británicos está el «Coronation glove» o Guante de la Coronación. Un guante blanco que el monarca lleva en su mano derecha durante buena parte de la Ceremonia, cuyo uso se documenta en 1377. Según parece, simboliza la pureza, la integridad y las virtudes del rey Eduardo el Confesor, el último rey de la Casa de Wessex, como explica la Wikipedia.
Etiqueta y simbolismo
En la actualidad, los guantes han perdido parte de la etiqueta y el simbolismo (relacionado con el poder de las manos) de que gozaban siglos atrás, para centrarse en lo que realmente son “una prenda de protección”. No obstante, siempre es bueno recordar algunas pautas sobre cómo usarlos correctamente en determinadas ocasiones, y que derivan de las normas sociales que se establecieron durante el siglo XIX y principios del XX, cuando ninguna persona de clase alta o de «buena educación» salía a la calle sin guantes.
El origen de los guantes parte de una leyenda griega que gira alrededor de la figura de la diosa Afrodita, pero la verdad es que existe documentación histórica sobre el uso de este tipo de prendas (o similares) por etruscos y persas. Incluso en Egipto se menciona entre los atributos propios de los faraones.
También existen datos que indican que ya los usaban los pueblos bárbaros del norte de Europa, supuestamente para protegerse de las bajas temperaturas.
Guantes como distintivo de clase
Con el paso de los años, ya entrada la Edad Media, los guantes se convirtieron en un artículo de lujo y distintivo de casta. Un complemento que derivó en un símbolo de ennoblecimiento para las investiduras feudales («Coronation Glove»), o como ornamento litúrgico que se entregaba en la consagración de los nuevos obispos, y que éstos solían usar en las liturgias solemnes, desde el inicio hasta el momento del ofertorio. Estaban elaborados con telas preciosas y bordados en oro, con símbolos relacionados con el culto y el monograma del obispo.
Con relación a su simbolismo, especialmente entre los nobles, existían diferentes acciones que podían enviar un mensaje subliminar:
- Entregar un guante a alguien equivalía a confiarle una misión.
- Quitarse los guantes y tender la mano, era una muestra de confianza, ya que una mano desnuda representaba ir desarmado.
- Lanzar un guante equivalía a retar o desafiar a alguien… A un duelo, por ejemplo.
La etiqueta no permitía que una persona tuviese las manos enguantadas en presencia de un superior, así como tampoco permitía el uso de guantes por parte de las damas. De hecho, se dice que fue la reina Elizabeth I de Inglaterra quien contribuyó a acabar con esa prohibición, e instaurando el uso de guantes en las damas de la corte como símbolo de elegancia.
A raíz de que las damas empezaron a usar guantes de manera habitual, su fabricación se convirtió en todo un arte. Se empezaron a engalanar con botones, encajes, perlas y piedras preciosas. Incluso llegaron a fabricarse guantes perfumados con aceites aromáticos, que estuvieron de moda durante muchos años.
Guantes con tres largos de medida
En la cultura occidental, dentro de la etiqueta formal femenina, existen guantes en tres largos: los guantes de muñeca, los guantes de codo y los guantes de noche o de ópera, que suelen cubrir casi todo el brazo.
Una de las épocas en que los guantes a la altura del codo fueron más populares fue la época de la Regencia Inglesa (entre 1800 y 1825), y aunque perdieron fama a lo largo de la primera parte de la Época Victoriana (1830-1870), volvieron a recuperarla a finales de siglo XIX y principios del XX, hasta el inicio de la Primera Guerra Mundial. Se usaban tanto de día como de noche, e incluso se llegaron a ver como complemento de los trajes de baño de la época.
Ya a mediados del siglo XX, entre la década de los 40 y principios de los 60, los guantes se usaron para darle un toque de sofisticación a los trajes y vestidos, y se convirtieron en complementos imprescindibles en diseños de alta costura.
Aunque en la actualidad los guantes se suelen seguir usando para darle un toque chic a los trajes de gala, son más populares como accesorios de vestidos de novia y de debutantes. Prácticamente imprescindibles en bailes como el que anualmente se celebra en la Ópera de Viena.
En la cultura popular
Por un lado, en la cultura popular, los guantes se han relacionado con los atuendos de las bailarinas de Cancán y los de las artistas del Burlesque.
Por el otro, los guantes nos han dejado diferentes escenas míticas en el mundo del séptimo arte, de las que he elegido tres de las más representativas:
- La protagonizada por Rita Hayworth en Gilda (1946).
- La protagonizada por Marilyn Monroe en Los caballeros las prefieren rubias (1953).
- Y, por supuesto, la protagonizada por Audrey Hepburn en Breakfast at Tiffany’s (1961).
Ésta última, saltándose todas las normas de etiqueta, como veremos más adelante…
Normas de etiqueta
Pero después de este repaso histórico, os preguntareis: ¿Existen actualmente algunas normas de etiqueta sobre cómo usar guantes, más allá de llevarlos como protección contra el frío en invierno? Pues sí, algunas que os listo a continuación:
- Las normas de etiqueta establecen que si se usan guantes, ambos se deben llevar puestos. Y se debe salir a la calle, también con ambos puestos.
- Para saludar a alguien y darle la mano, nunca te debes sacar los guantes.
- Si nos invitan a una reunión en la que se va a servir algún tipo de aperitivo o cóctel, ya sea en el exterior o en el interior, o vamos a un restaurante, hay que quitarse los guantes nada más entrar por la puerta, para evitar que lo tengamos que hacer de manera rápida cuando nos ofrezcan algo, ya que entonces sí que estaríamos cometiendo una falta de etiqueta.
- Comer o beber algo con guantes es totalmente incorrecto. Lo normal es guardarlos en el bolso.
- Nunca debemos manipular una servilleta con guantes.
- Tras finalizar la comida y asearse las manos, se recomienda volver a ponerse ambos guantes y llevarlos puestos durante el resto de la noche.
Y para finalizar, de acuerdo con una norma de estilo más que de etiqueta, recordad que los guantes se deben combinar correctamente con el bolso y los zapatos.
Nota: Artículo revisado y actualizado. Publicado inicialmente el 6 de marzo de 2014.
Para saber más:
The Gloved One
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