Inicio BARCELONA Miscelánea TU EN LONDRES Y YO EN BARCELONA. HOMENAJE A WINSTON CHURCHILL

TU EN LONDRES Y YO EN BARCELONA. HOMENAJE A WINSTON CHURCHILL

«I do not at all underrate the severity of the ordeal which lies before us; but I believe our countrymen will show themselves capable of standing up to it, like the brave men of Barcelona, and will be able to stand up to it, and carry on in spite of it, at least as well as any other people in the world. Much will depend upon this».

No subestimo en absoluto la gravedad de la dura experiencia que tenemos por delante, pero creo que nuestros compatriotas serán capaces de hacerle frente, al igual que lo hicieron los valientes ciudadanos de Barcelona, de mantenerse en pie y seguir adelante a pesar de ello; al menos tan bien como cualquier otro pueblo del mundo. Mucho dependerá de esto»). Discurso pronunciado por Winston Churchill, el 18 de junio de 1940, frente a la Cámara de los comunes, cuando informó a la población británica de la toma de Paris por las tropas alemanas, y puso de ejemplo la heroica resistencia de los barceloneses durante los bombardeos franquistas de la Guerra Civil.

Placa en memoria de las victimas de los bombardeos de marzo de 1938, plaça de Joan Amades
Placa en memoria de las victimas de los bombardeos de marzo de 1938, plaça de Joan Amades
Barcelona a Winston Churchill
Barcelona a Winston Churchill

Desde el pasado día 15 de diciembre, y tras haber tenido el Ayuntamiento aparcada la propuesta durante algún tiempo, se inauguró un monumento en Barcelona que homenajea al ex primer ministro británico, por la mención que hizo al valor de los barceloneses.

El monumento es un monolito de basalto de 2,20 metros de altura, realizado por Pep Codó, y con el retrato de Churchill en bajorrelieve. Lo han colocado en la confluencia de la Vía Augusta con la ronda de General Mitre, en un espacio ajardinado conocido como jardins de Winston Churchill.

Monolito dedicado a Winston Churchill
Monolito dedicado a Winston Churchill
Jardins de Winston Churchill
Jardins de Winston Churchill

Muy cerca de ese lugar, en la Via Augusta, todavía se conserva una de las maravillosas torres que hace años llenaban la zona y que, curiosamente, lleva el nombre de Villa Mayfair. Evidentemente es pura casualidad, pero su nombre hace mención al elegante barrio londinense del distrito de Westminster, donde está el Parlamento Británico. Ayer tuve la oportunidad de ir a verlo, y hoy quiero compartirlo con vosotros.

Villa Mayfair en la Via Augusta
Villa Mayfair en la Via Augusta
Monumento a Winston Churchill frente al Parlamento Británico en Londres
Monumento a Winston Churchill frente al Parlamento Británico en Londres

Se llamaba Winston Leonard, y formó parte de la aristocrática familia Spencer-Churchill, herederos del primer Duque de Marlborough. La tradición manda que el título nobiliario de una familia lo herede el primogénito (en este caso, sea hombre o mujer), y como a él le tocó nacer en la rama familiar del tercer hijo del séptimo duque de Marlborough, el octavo duque de Marlborough fue su primo hermano George Charles Spencer-Churchill.

Siguiendo con el ducado de Marlborough, y antes de hablar de algunos de los datos más llamativos de la propia biografía de Sir Winston, os invitaré a volver la mirada hacia vuestra infancia. Supongo que muchos de vosotros, principalmente los que tengan más de cuarenta y tantos, habrán oído alguna vez la canción Mambrú se fue a la guerra, una canción burlesca francesa compuesta en 1709, cuya melodía se cree de origen árabe, y fue llevada a Francia durante las Cruzadas. Una estrofa de la letra dice así:

Mambrú se fue a la guerra,
¡qué dolor, qué dolor, qué pena!
Mambrú se fue a la guerra,
no sé cuando vendrá.
do-re-mi, do-re-fa,
no sé cuando vendrá.

Pues bien, ese castellanizado Mambrú, no es más que una deformación fonética del título nobiliario del primer duque de Marlborough, John Churchill, un militar y político británico que alcanzó el grado de general durante su participación en la Guerra de Sucesión Española. No intervino directamente en el conflicto civil entre borbónicos y austriacistas, pero si que guerreó en tierras francesas y austríacas, debido a la internacionalización del conflicto. ¡De lo que se entera uno, con solo echar la vista atrás!

Volviendo a la biografía de Sir Winston Leonard Spencer-Churchill, nació el 30 de noviembre de 1874, en Blenheim Palace, una residencia situada en Woodstock, en el condado de Oxfordshire, y que es la única residencia no episcopal de la campiña inglesa que tiene título de palacio y, además, forma parte del Patrimonio Mundial de la Unesco, desde 1987.

Durante su infancia y juventud demostró tener una personalidad rebelde e independiente, aunque no destacó precisamente en conseguir demasiados méritos a nivel académico. Siendo ya militar, participó en tres de los conflictos coloniales del Imperio Británico: La India, Sudán y Sudáfrica. Desarrolló una larga trayectoria política desde 1904 hasta 1951, pasando tanto por el partido conservador, como por el partido liberal británico, aunque el hecho que lo convirtió en un mito fue el liderazgo que demostró durante la Segunda Guerra Mundial, lo que no le valió para no perder las elecciones nada más acabar la guerra. Tomó decisiones controvertidas, y se le acusó de cuidarse más de los asuntos externos, especialmente dirigidos al mantenimiento del Imperio Británico, que de los problemas de carácter interno.

Playa de Normandia donde desembarcaron las primeras autoridades tras el Dia D
Playa de Normandia donde desembarcaron las primeras autoridades tras el Dia D

Su genio polifacético le llevó a ser historiador, artista y escritor. Trabajó como corresponsal de guerra y escribió diversos libros sobre las campañas militares en las que participó. En 1953 se le concedió el Premio Nobel de Literatura.

Pero de entre todas sus aptitudes, la que más destacó fue la oratoria. De sobras son conocidos sus famosos discursos y su participación en programas de radio para liderar a los británicos hasta la victoria, especialmente durante la Batalla de Francia. Durante su primer viaje a Estados Unidos, Mark Twain lo presentó como orador en uno de sus discursos, y en 1946 fue quien popularizó por primera vez el término telón de acero: «Desde Stettin en el Mar Báltico, a Trieste, en el Adriático, ha caído sobre el continente (Europa) un telón de acero».

En 1955 se le concedió el título nobiliario de Duque de Londres, aunque no llegó a aceptarlo, dicen que para poder seguir siendo diputado en la Cámara de los Comunes, y no tener que pasar a formar parte de la Cámara de los Lores.

En 1963, el presidente John F. Kennedy le nombró Ciudadano Honorario de los Estados Unidos. Fue el segundo extranjero en conseguir ese honor después de La Fayette, el general francés que participó en la Guerra de la Independencia de Estados Unidos, y que da nombre a las famosas galerías comerciales francesas.

Murió en la ciudad de Londres, el 24 de enero de 1965. Se celebró un funeral de estado por concesión directa de la reina Isabel II, al que asistió la mayor reunión de jefes de estado de la historia, que no se superó hasta el funeral del Papa Juan Pablo II en el Vaticano. Está enterrado en la tumba familiar de la iglesia de Saint Martin en Blandon, un pequeña localidad muy próxima al palacio de Blemheim, en donde había nacido noventa años atrás.

Como ya he demostrado en diferentes ocasiones mi inclinación a tratar temas protocolarios, no me he podido resistir a incluir la lista de los honores y condecoraciones que se le concedieron a lo largo de su vida. Entre los que quiero destacar son: The Most Noble Order of the Garter, la orden de caballería más importante y antigua del Reino Unido (la creó el rey Eduardo III en 1348), con la que se puede hacer un paralelismo con el Toisón de Oro. The Order of Merit, una distinción del Reino Unido y de la Commonwealth, que creó Eduardo VII en 1902, y que concede el propio monarca para recompensar servicios extraordinarios en el ejército, la ciencia, el arte o la literatura. Fellow of the Royal Society of London for Improving Natural Knowledge, la sociedad científica más antigua del Reino Unido (1660) y de las más antiguas de Europa, honor que se concede para distinguir a los científicos. Her Majesty’s Most Honourable Privy Council, cuerpo de asesores del monarca británico.

Entre las condecoraciones extranjeras, obtuvo dos españolas: La Orden al Mérito Militar (distintivo rojo) en 1895, y la Medalla de la Campaña de Cuba en 1914, por haber participado en la Guerra de Cuba junto a las tropas españolas.

De todos son de sobras conocidas las famosas palabras que pronunció Churchill, cuando fue nombrado primer ministro, ante una nación no demasiado preparada para afrontar una guerra: «I would say to the House, as I said to those who have joined this government: I have nothing to offer but blood, toil, tears and sweat». («Diré a esta Cámara, tal como le dije a aquellos que se han unido a este Gobierno: No tengo nada que ofrecer, sino sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor»)

El metro de Londres como refugio antiáreo
El metro de Londres como refugio antiáreo

…pero, de entre todas las frases que pronunció y que han pasado a la historia, yo me quedo con ésta: El éxito no es definitivo, el fracaso no es fatídico. Lo que cuenta es el valor para continuar ¡Y así lo seguiremos haciendo!

Monumento a la memoria de los soldados británicos que liberaron la ciudad normanda de Caen
Monumento a la memoria de los soldados británicos que liberaron la ciudad normanda de Caen

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