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MARBELLA, MUCHO MÁS QUE JET SET

Huyendo de tópicos y de desinformaciones, la ciudad de Marbella te puede sorprender más de lo que te puedes imaginar. Es curioso como si te propones descubrir algo auténtico en un lugar, lo acabas haciendo.

Marbella es una ciudad a la que acudes con una imagen preconcebida sobre lo que te vas a encontrar. Nada más lejos de la realidad. Si eres una persona amante de la historia y la cultura –por extraño que te parezca- ir a visitarla puede ser una buena opción de fin de semana.

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El centro histórico de Marbella está repleto de callejuelas franqueadas por casas encaladas y adornadas con flores, al más puro estilo andaluz

Bien al contrario de lo que se piensa de ella, Marbella esconde una serie de lugares con encanto que si te dejas perder por las calles de su barrio antiguo te van a sorprender. ¿Recuerdas aquella iglesia abarrotada en donde una suplicante Lola Flores pedía a la gente que “si la querían, se fuesen”? Pues se trata de la Iglesia de Ntra. Sra. de la Encarnación, la más importante de Marbella, que se construyó donde se supone estuvo la mezquina mayor de la medina árabe, y que es uno de los imperdibles de la parte antigua de la ciudad malagueña.

Te recomiendo que empieces la ruta a la altura de la Avenida Ramón y Cajal, frente al Parque La Alameda, evidentemente después de recorrerlo.

El Parque de la Alameda y la Avenida del Mar

Está considerado el eje central de la ciudad, y separa el casco antiguo de la Avenida del Mar.

Aunque ha perdido parte de la extensión que tuvo en sus inicios (siglo XVIII), actualmente continúa destacando por la frondosidad de su vegetación y la tranquilidad del entorno. La Alameda es uno de los lugares más queridos para los marbellíes.

Parte de lo que fue el antiguo parte actualmente lo ocupa la Avenida del Mar, que como su nombre indica nos lleva hacia el paseo marítimo y la playa.

Inevitable ir a ver las diez esculturas –supuestamente- atribuidas a Salvador Dalí que hay a lo largo de su recorrido. Sean o no del artista catalán, la cuestión es que se han convertido en todo un reclamo de la ciudad.

De la plaza de la Victoria a la de los Naranjos

Por la calle Pedraza llegamos hasta la plaza de la Victoria. Un rincón de lo más encantador, repleto de árboles y espacios de sombra donde destaca el busto de D. Jaime de Mora y Aragón. Un detalle algo frívolo en medio del acogedor entorno. Pero mejor nos quedamos con el murmullo del agua que emana de una pequeña fuente ornamental.

Y de una plaza a otra plaza. Por la calle de la Estación se llega hasta la plaza de los Naranjos, que como su nombre indica son los árboles que la decoran a lo largo de toda su extensión.

Podemos considerarla como el centro neurálgico del barrio antiguo, en donde está el Ayuntamiento, que ocupa un edificio del siglo XVI (y donde encontraréis la oficina de turismo), la Ermita de Santiago del siglo XV y la Casa del Corregidor del siglo XVI.

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Ayuntamiento de Marbella

Hacia la Iglesia de la Encarnación

Seguimos callejeando y llegamos a la iglesia principal de Marbella. Se trata de la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, advocación que ya instauraron los Reyes Católicos en el siglo XV –debido a la veneración que se dice sentían hacia el Misterio de la Encarnación de la Virgen María-, y que además sacralizó la que se supone Mezquita mayor de la antigua ciudad musulmana.

Aunque inicialmente se conservó la estructura musulmana original, a la que se le incorporaron algunas ampliaciones anexas –como la torre-campanario, puede ser que como ampliación del alminar anterior-, a mediados del siglo XVIII se construye el templo, cuya estructura se conserva hoy en día.

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Interior de la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, la iglesia principal de Marbella

La muralla árabe o “castillo”

Frente a la fachada lateral de la iglesia están los restos de la muralla urbana de Marbella, que rodeaba la antigua medina árabe por la parte sur, así como dos torres del castillo-alcazaba árabe, cuya construcción se atribuye a Abderramán III en el siglo X. El conjunto se conoce popularmente como el “castillo”.

Se da por hecho que antes que una medina musulmana, hubo una ciudad romana debido a que la base de la muralla es romana y se ven diferentes capiteles jónicos entre las piedras, que dan pistas sobre la reutilización de restos anteriores para la construcción medieval.

Vale la pena recorrer las calles del interior de la muralla ya que dan una pista de cómo había sido la antigua estructura de la ciudad árabe, con calles muy estrechas y de trazados sinuosos y no uniformes.

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Restos de la muralla de la antigua medina

La construcción en piedra, contrasta con el resto de edificios del casco antiguo, todos ellos de fachadas blancas,

La Capilla del Santo Sepulcro y el Museo del Grabado Español

A final de la muralla sur se llega a la plaza del Santo Sepulcro, donde está la capilla del mismo nombre. Aunque la capilla en sí no tiene demasiado atractivo, lo más destacado en el paso que guarda en su interior del siglo XVIII, que es uno de los más antiguos de la ciudad.

Cerca de allí hay un palacete renacentista que vale la pena una visita. Alberga el museo del Grabado Español donde se expone una interesante colección de litografías, aguafuertes y estarcidos de diferentes épocas, entre los que destacan algunos de Goya, Picasso, Miró o Dalí.

De camino hacia la Ermita del Santo Cristo de la Veracruz

Es quizá la parte del recorrido más encantadora, que transcurre por las callejuelas de la parte alta de la ciudad. Un combinado de fachadas encaladas, enrejadas y ajardinadas, que te van a atrapar durante el paseo.

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El encanto de un pueblo tradicional camino del Barrio Alto

La Ermita del Santo Cristo de la Veracruz

Llegados a la zona más alta de la ruta nos encontramos con el ejemplo de un templo de construcción típico andaluz. Es el santuario más antiguo de Marbella y lugar de peregrinación.

Como la mayoría de las casas que hemos ido descubriendo en el recorrido, la Ermita del Santo Cristo de la Veracruz también tiene la fachada encalada, en la que resalta la portada de piedra vista, desde la que se accede al interior del templo.

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Interior de la ermita con la curiosa pila bautismal a modo de columna

En su interior, sumamente sencillo, destaca especialmente la pila de agua bendita que está sujeta a una da las columnas centrales de la entrada, y que sirve de soporte a la balconada superior.

De regreso desde el Barrio Alto

Tras recorrer la parte alta de la ciudad antigua, regresamos hacia nuestro punto de partida en el centro del casco antiguo, donde finalizaremos el paseo. No obstante, todavía nos vamos a ir cruzando con más de uno y de dos lugares que nos llamarán la atención.

La Casa Correa en la Calle Ancha

Esta casa, original del siglo XVI, es una muestra de las casas nobiliarias que se edificaron en esa zona, en estilo barroco andaluz, y que en el siglo XIX convirtieron la calle Ancha en la más señorial de la ciudad. Algunas de ellas todavía conservan los blasones en sus fachadas.

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Fachada de la Casa Correa

En la antigua zona llamada del Barrio Alto o de San Francisco es hacia donde se extendió la ciudad con dirección norte en el siglo XVI, ya fuera de las murallas. Allí estaban la mayoría de casas agrícolas y los molinos dedicados a la extracción de aceite y de la caña de azúcar. La calle Ancha es la que unía esa zona fuera murallas con el centro de la ciudad.

A lo largo de la calle seguirás viendo casas de estética andaluza, con fachadas encaladas, ventanas enrejadas y macetas con flores en sus paredes.

Capillas callejeras

Otro detalle a destacar son las numerosas capillas y hornacinas que te irás encontrando a lo largo del camino.

De diferentes tamaños, diversa riqueza ornamental y diferentes advocaciones (tanto de Cristo como de la Virgen), son un elemento relacionado con la cultura socio-religiosa popular.

Entre todas destacar –especialmente por sus dimensiones- la de la Virgen de los Dolores. Como si se tratase de una imagen asomada a un balcón, destaca por el color azul de la hornacina en donde está colocada.

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La capilla de la Virgen de los Dolores preside la calle que lleva su nombre

Antes de finalizar la ruta, te recomiendo que te recorras la calle de los Caballeros, paralela a la parte trasera del Ayuntamiento y a la plaza de los Naranjos. Todavía conserva su trazado medieval y es uno de los puntos de la antigua ciudad donde había grandes mansiones, cuya estructura se visualiza entre las fachadas de las actuales casas.

Y para acabar, un consejo de viajero a viajero

Si vas a recorrer el casco antiguo de Marbella, mi consejo es que te pierdas por sus calles y te dejes sorprender.

Si eres de los que, como yo, no quieres dejar pasar saber qué tienes frente a ti en cada momento, siempre puedes realizar el paseo acompañado de un plano, en el que puedas ir ubicando cada lugar a medida que lo vayas descubriendo.

No obstante, en la mayoría de lugares de interés irás encontrando diferentes placas informativas, que te resultarán de lo más útil para saber in situ por dónde vas.

Galería fotográfica

Barrio antiguo Marbella

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