Inicio BARCELONA Historias y leyendas 2013, AÑO PARA RECORDAR A DOS BARCELONESAS UNIVERSALES

2013, AÑO PARA RECORDAR A DOS BARCELONESAS UNIVERSALES

Cuando vi por primera vez la película Los Tarantos recuerdo que mi madre me explicó que la artista que interpretaba a la madre del protagonista había bailado frente al presidente de los Estados Unidos de América, y que además había vivido en un castillo. Evidentemente, el comentario me fascinó. ¿Cómo podía ser posible que una mujer de origen tan humilde, nacida en una de las zonas de barracas más marginales de la Barcelona de principios de los años XX, hubiese podido atraer la atención de la Casa Blanca? Por aquel entonces, lo que yo no sabía es que esa mujer era ¡Carmen Amaya!

Desde entonces, tenía pendiente buscar la respuesta a la pregunta que se me había planteado. Y, aunque ya hace tiempo que la encontré, este año (supuesto centenario de su nacimiento y a cinco décadas de su temprana muerte), su arte ha vuelto a revolotear por la ciudad que la vio nacer, y como recuerdo a mi fascinación por ella he creido necesario dedicarle un post en este blog.

Carmen Amaya Amaya

De origen gitano por los cuatro costados, nació en una barraca de la playa del Somorrostro barcelonés un 2 de noviembre de 1913, aunque según parece fue un año escogido al azar por sus biógrafos, ya que estudios posteriores han permitido comprobar que en realidad fue en 1917. Falleció un 10 de noviembre de 1963, en la población gerundense de Begur, en donde se había establecido después de viajar por casi todo el mundo. En esa ocasión, el lugar fue bien distinto al que acogió su nacimiento. Fue en el Mas d’en Pinc, una típica masía catalana que debido a la torre de defensa que conservaba -original del siglo XVII- era confundida con el castillo del que me habló mi madre. Por lo tanto, este año se conmemora el cincuentavo aniversario de su muerte, más que el del supuesto centenario de su nacimiento.

Fuente de Carmen Amaya
Detalle de la fuente que se levantó en la Barceloneta, junto a la platja del Somorrostro

Para los que no entendemos de flamenco, nos sorprende que la califiquen de «mito imprescindible«, «catalana universal» o «bailadora transgresora con un baile único y atemporal«. La investigadora de flamenco, Montse Madridejos, afirma que “Nadie bailó antes como ella, y nadie lo ha logrado hasta ahora”. Aprendió a cantar y a bailar en la calle, y sus dotes para el baile llegarían a eclipsar su arte como cantaora. La Capitana, mote con el que se le conocía, empezó su carrera a los seis años actuando en el restaurante 7 Portes junto a su padre. De allí saltó al teatro La Taurina, desde donde iniciaría su carrera hacia el estrellato, pasando por París, Madrid, Lisboa, Buenos Aires y el resto del mundo.

Su biografía está llena de éxitos, pero también de anécdotas. Una de ellas es la que menciona una parrillada de sardinas que preparó en la suite imperial del Waldorf Astoria de Nueva York en 1941, ocasionando desperfectos en dos mesillas valoradas en más de 90$ de la época. Otra, la que relata la invitación que recibió del presidente Franklin D. Roosevelt para actuar en una fiesta en la Casa Blanca, actuación por la que el presidente estadounidense le regalaría una chaqueta con incrustaciones de brillantes. Pero la fama y el éxito, así como moverse en círculos tan exclusivos, nunca le hicieron olvidarse de sus humildes orígenes.

La Barcelona de Carmen Amaya

A largo de lo que llevamos de año, ya se han celebrado diferentes exposiciones y espectáculos relacionados con este aniversario, incluso en lugares tan emblemáticos como es el Lincoln Center, pero si no has tenido tiempo de verlos, en Barcelona todavía nos queda la opción de ir a recorrer algunos lugares que recuerdan su paso por la ciudad.

Puedes ir al restaurante 7 Portes, donde inició su carrera artística, y que durante este año luce un cartel conmemorativo junto a la puerta de entrada, que rememora sus inicios artísticos en ese local.

Te puedes pasear por la playa del Somorrostro, tramo de la playa de Barcelona que va desde el Hospital del Mar hasta el Port Olímpic, donde vivió y aprendió a bailar, aunque cueste imaginarse el barrio de barracas que un día albergó ese lugar.

En la Barceloneta, justo al otro extremo del Paseo Marítimo, puedes visitar la fuente que tiene dedicada y que tuvo la posibilidad de venir a inaugurar personalmente. Inauguración que vino acompañada de un homenaje popular que se le ofreció en 1959, y que coincidió con la celebración de una función benéfica en el Palau de la Música, que registraría uno de los mayores llenos de su historia.

También puedes ir a pasear por los jardines de Joan Brossa en Montjuïc. En ese lugar, donde estaba el desaparecido Parque de Atracciones, en el año 1966 se inauguró una estatua de bronce, obra de Josep Cañas, que se dedicó a la memoria de la bailadora y que todavía se conserva.

En el lado opuesto de la ciudad, en el parque de Josep Maria Serra Martí del barrio de Canyelles, hay otra estatua que representa a una bailaora flamenca en pleno movimiento. La escultura, que se titula «Alegrías», la creó Naxo Farreras Casanovas en 1998, y dicen que está inspirada en el baile de la famosa artista.

En 1964, un año después de su fallecimiento, el poeta Rafael de León y el compositor Juan Solano compusieron la copla «Aquella Carmen«, que dedicaron a la trágica desaparición de Carmen Amaya, y en cuya letra se le hace un guiño al origen barcelonés de la artista.

Mary Santpere Hernáez

A diferencia de las dudas que existen sobre la verdadera fecha de nacimiento de Carmen Amaya, no ocurre lo mismo con nuestra segunda barcelonesa universal. De seguir viva, la que sí que hubiese cumplido 100 años sería Maria Santpere Hernáez, la “reina del Paralelo” o más popularmente conocida como Mary Santpere. Toda una show-woman, que llevaba sangre de artistas en sus venas y que trabajó todos los géneros artísticos habidos y por haber: teatro, cine, radio y televisión. Eso sí, la mayor parte de las veces desde el humor. Nació en un tren el 1 de septiembre de 1913, camino de Barcelona. Y murió en un avión, mientras dormía, el 23 de septiembre de 1992, camino de Madrid.

Dicen que fue una mujer temperamental, de gran carácter y de conversación muy ingeniosa. Explican las anécdotas que durante una entrevista que le hizo el popular locutor de radio Bobby Deglané, a la pregunta:
– “¿Por qué los catalanes cuando habláis parece que ladréis?”,
Mary Santpere respondió:
-“No sé. Lo único que sé es que en Cataluña a los perros les llamamos Bobby”.

Buscando en el Nomenclator de Barcelona, a diferencia de Carmen Amaya que tiene dedicada una calle junto al cementerio de Poblenou, Mary Santpere no tiene ninguna. Pero si te paseas por la Rambla lo que sí que encontrarás son dos lugares que la recuerdan.

Homenaje a los Santpere en la Rambla

En una de las paredes medianeras que franquean el Palau de la Virreina, en la rambla de Sant Josep, hay una gran jardinera que cubre parte de la fachada. Junto a ella, se puede ver una placa del año 1992 en la que se recuerda que la actriz fue nombrada Ramblista de Honor, en recuerdo de los años que la familia Santpere había vivido en ese lugar de Barcelona.

Placa dedicada a los Santpere
Placa junto al palau de la Virreina

Más abajo, ya en la Rambla de Santa Mónica, puede que te cruces con una especie de platillo volante, lleno de turistas descansando sobre él. Se trata del polémico “monumento de la discordia” dedicado a Mary y al resto de la familia Santpere.

Tras su fallecimiento amigos de la artista tuvieron la idea de dedicarle un monumento en la ciudad, con los fondos que se pudiesen recaudar con conciertos y representaciones. El Ayuntamiento, tras apropiarse de la idea, decidió obviar la propuesta inicial y realizar la obra a partir de aportaciones de diferentes instituciones, contratando para la realización del proyecto al escultor Juan Bordes y contando con la participación de diferentes contratistas y arquitectos, lo que disparó alarmantemente el presupuesto.

Tras muchos retrasos, una vez finalizada la obra empezó el segundo problema: la elección del lugar para su ubicación. Inicialmente se eligió la avenida del Paral•lel, ya que los Santpere siempre habían sido grandes defensores de ese lugar, pero el Ayuntamiento no lo encontraba demasiado adecuado, por la degeneración que había sufrido la zona. Al final la obra se instaló en la parte final de la Rambla, y nada más inaugurarse empezó a sufrir diferentes actos vandálicos y robos, desapareciendo los mármoles y las inscripciones, además de convertirse en un lugar de descanso para turistas, donde comer y beber.

Actualmente está ubicado unos metros más arriba del lugar original, y aunque parece ser que presenta un aspecto algo más cuidado, continua siendo un elemento del mobiliario urbano al que muy pocos le prestan atención, a pesar del extraño aspecto de nave espacial que presenta. Dicen que sería interesante saber qué mote le hubiese puesto la ingeniosa Mary Santpere de poder haberlo visto.

Pero, dejando de lado las polémicas, qué mejor manera para recordarla que con una de sus maravillosas actuaciones: la de una barcelonesa de pura cepa bailando y cantando un castizo chotís. Aquí os la dejo. ¡Salut!

También te puede interesar:
Memòria del Somorrostro del blog «Barcelona es poderosa»
Centennial Special: Carmen Amaya
Cien años con Mary Santpere

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.